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LA PALABRA MÁGICA

Esencia de Mar

Esencia de Mar

Leemos un poco más?

 

 

 

 

     Cada beso nos llevaba a un estremecimiento total, cada caricia irradiaba sensaciones nuevas, cada una de las palabras dejaba en libertad emociones.

     Matías respondió apasionadamente, como si él hubiese tomado la iniciativa, sus manos comenzaron a recorrer delicadamente mi cuerpo; los límites quedaron a un costado.

     Los dos nos dejamos llevar por los sentimientos, por el amor, no nos importaba nada...

     Aquellas palabras dejaron de tomar vida entre nosotros, solo persistían las miradas dulces, las caricias...

     Nuestras manos recorrían los cuerpos semidesnudos permitiéndonos sentir el calor que irradiaban. Delicadamente Matías me despojó de la última prenda íntima que deliberadamente borraba aquella marca que me dejaba la diminuta bikini después de tomar sol.

     Mi corazón latía cada vez más fuerte, las emociones eran casi incontrolables. Dejó escapar el instinto animal; lejos de buscar un control nos sumergimos en un mar de pasión, buscando el éxtasis dentro de un conmensurado conjunto de sensaciones y renovados sentimientos.

     Sólo nos permitimos escuchar los latidos, sentir la respiración ahogada en sensaciones como dos adolescentes que por primera vez descubren sus cuerpos experimentando un capítulo más en su vida, permitiéndose descubrir libremente sus debilidades sin dañar sus sentimientos.

     La alfombra, unos almohadones gigantescos y los muebles que rodeaban el ambiente eran los perfectos testigos, capaces de preservar intacto ese tan preciado secreto.

     ... Una lágrima fue la que irrumpió en las facciones de Matías, combinando su timidez con los temores que acarreaba esta situación...

 

 

                                                        -92-

 

 

     ... Caminé muy lentamente hacia la habitación, sentía que quería dilatar el encuentro con Matías, no sabía con que me iba a encontrar, si con el Matías optimista o con el pesimista. No lo podría contener; yo no estaba bien y me aferraba por completo al pasado aún cuando no era totalmente saludable.

     ... Llegué y él, como era de esperarse, me recibió con los ojos totalmente enrojecidos, no se si por furia o por aquella angustia persistente.

     -Rocío, por favor decime algo... Algo que me ayude a levantar el ánimo, que me permita sentirme íntegro.

     Fui totalmente un hipócrita, no me hice cargo de nada, y lo que aún es peor, no quiero aceptar esto nuevo que se está sumando.

     Hablaba sólo él... Yo no podía emitir palabra alguna, estaba como en otro planeta; lejos de toda realidad que debiera vivir.

     Sólo atiné a abrazarlo, fuerte... Muy fuerte. Para mí era imprescindible que supiese, lo que en verdad sentía; que los días me perseguían como a él, que mis tiempos también se acortaban y que sufría tanto como él, con cada dolor, cada síntoma que se sumaba a su enfermedad.

     Sentía esa misma depresión que él y nada nos hacía bien a ninguno de los dos; ya casi no soñábamos...

     ... Apoyada sobre la mesa del comedor, con los brazos cruzados y la cabeza sobre ellos, como si estuviese adormecida recordaba aquellos capítulos de mi vida junto a Matías, a la dulzura que irradiaba cuando él me hablaba y a la gran tristeza que me produjeron los últimos meses donde luchaba a brazos partidos; y yo sin poderlo ayudar desde donde me encontraba, me sentía muy cerca de él y a la vez tan lejos... Lejos de los sentimientos, de su vida, de su mundo.

 

 

                                                       -114-

 

 

     Instantáneamente se instaló en mi memoria aquel diálogo que mantuvo Matías con Julia...

     -Jamás pensé Julia, que iba a vivir todo esto, tampoco creí tener agallas para soportar todo y sobre todo para moverme a llevar adelante este problema legal. Sinceramente no sospeché en ningún momento que podía contar tanta intimidad, esa que realmente ocultaba a toda costa. ¿Sabés de que hablo, no?; no teníamos la amistad que ahora tenemos.

     Para lograr mantener lo propio, todo se puede. Y sino mirá a Rocío, dejó de interrogarte y pasó por alto miles de cosas que en verdad, yo no hubiese logrado.

     Se permitió vivir lo que vos hasta ahora le has dado. Se aferró a tu vida para apoyarte, comprenderte, cuidarte, escucharte y amarte. ¿Te das cuenta, que si uno quiere puede?.

     -Sí, tenés razón; pero en este caso reconozco que Rocío es excepcional, va mucho más allá del amor que siente por mí.

     ...Cuantos momentos espantosos le incorporé a su vida, sin la más mínima consideración.

     -Matías, ¿Te puedo hacer una pregunta?.

     -Sí... Claro, decime.

     -... ¿Sabe Rocío toda la verdad?.

     Instintivamente me buscó con la mirada, sabía que me encontraba con ellos, que a pesar de estar cerca de la puerta escuchaba perfectamente esa conversación.

     Jamás pude describir esa mirada; se que tenía una mezcla de preocupación y desolación, pero a la vez denotaba demasiado miedo... Sentía como que algo no andaba bien, como que todavía existían muchas cosas ocultas, en la vida de Matías. Verdaderamente me veía excluida de su vida y lejos de comprender que estaba pasando en realidad.

     Decidí dejarlos solos, debían continuar con esa conversación; así que deliberadamente y muy a mi pesar, le pregunté a Julia:

     -¿No te vas, no?; ¿Te podes quedar media hora más?. Debo hacer un trámite y no quisiera dejar solo a Matías.

     -Quedate tranquila Rocío, te espero.

     -Gracias...

 

 

                                                       -116-

 

 

 

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